Mujer fuerte, tierna y exhuberante



Gioconda Belli, marzo de 2014

Si eres una mujer fuerte
protégete de las alimañas que querrán
almorzarte el corazón.
Ellas usan todos los disfraces de los carnavales de la tierra
Se visten como culpas, como oportunidades,
como precios que hay que pagar
Te hurgan el alma;
meten el barreno de sus miradas o sus llantos,
hasta lo más profundo del magma de tu esencia
no para alumbrarse con tu fuego
sino para apagar la pasión
la erudición de tus fantasías.

Si eres una mujer fuerte
tienes que saber que el aire que te nutre
acarrea también parásitos, moscardones,
menudos insectos que buscarán alojarse en tu sangre
y nutrirse de cuanto es sólido y grande en ti.

No pierdas la compasión, pero témele a cuanto conduzca
a negarte la palabra, a esconder quien eres,
lo que te obligue a ablandarte
y te prometa un reino terrestre a cambio
de la sonrisa complaciente.

Si eres una mujer fuerte
prepárate para la batalla:
aprende a estar sola
a dormir en la más absoluta oscuridad sin miedo,
a que nadie te tire sogas cuando ruja la tormenta,
a nadar contra corriente.

Entrénate en los oficios de la reflexión y el intelecto.
Lee, hazte el amor a ti misma, construye tu castillo,
rodéalo de fosos profundos,
sin olvidar anchas puertas y ventanas.

Es menester que cultives enormes amistades
que quienes te rodeen y quieran, sepan lo que eres;
que te hagas un círculo de hogueras
y enciendas en el centro de tu habitación
una estufa siempre ardiente
donde se mantenga el hervor de tus sueños.

Si eres una mujer fuerte
protégete con historias y árboles,
con recetas antiguas de cantos y encantamientos.
Has de saber que eres un campo magnético
hacia el que viajarán aullando clavos herrumbrados
y el óxido mortal de todos los naufragios.

Ampara.
Pero ampárate primero.
Guarda las distancias.
Constrúyete. Cuídate.
Atesora tu poder.
Defiéndelo.
Hazlo por ti.

Te lo pido en nombre de todas nosotras.



Ana Barrios Camponovo, después de largos años de experiencia trabajando con mujeres se la hace más que evidente que, quienes se acercan a un círculo de investigación y experimentación sobre el fenómeno de lo femenino, tienen un quantum de valentía por encima de la media. La curiosidad no basta; si no se acompaña de valentía la curiosidad te dejará aparcada en un lánguido anhelo.

La valentía femenina es la que nos permite salir de nuestro círculo de confort, de seguridad, y adentrarnos en nuevos mundos. Y lo cierto es que, una vez que traspasas la frontera, ésta se diluye para siempre. Entonces, serás atraída, indefectiblemente, por el aullido de tu naturaleza indómita.

Las mujeres somos volcanes. Cuando escogemos cerrar la escotilla de la sinceridad -con nosotras mismas- habrá peligro de explosión. Cuando ésta se abre, en cambio, sentiremos la vibración auténtica de nuestra alma y ya no tendremos necesidad de falaces explosiones que no conducen a la vida sino al exterminio.



Sí; quienes se adentran en el viaje de rescatar la identidad femenina, son o se harán mujeres fuertes. Pero, ¡cuidado mujeres fuertes!… Por favor, cuídense. Os lo advertimos por propia experiencia

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