¿Se puede vivir sin ningun tipo de ilusión?

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Julián: Lo mismo que decían ustedes en Comunicaciones que el sentirse útil hace que uno viva más y que tenga más motivos para vivir. (...) ¿Se puede vivir sin ningún tipo de ilusión?

Señor Asesor: Yo creo que siempre hay algo. Fíjese las personas que tienen que soportar años de cárcel, están ahí en la trena, años y años y salvo algunas personas que se suicidan – que no son llamativamente más altos los suicidios que fuera- las personas siguen viviendo. Y es ilusionante salir media hora al patio. Imaginemos lo que es un patio.

Julián:Pero eso, que he leído las declaraciones de un preso que dice que está fatal que necesita trabajar, que está fatal porque lo ha pasado terriblemente mal, y ha visto locuras. Pero, ¿eso no es algo que nos surge para poder sobrevivir? Como en un campo de concentración. ¿Quien aguantaba? Los que se pasaron – que yo lo he visto en películas, no lo he visto obviamente en la realidad- en Auschwitz y en campos de concentración.


Señor Asesor:Porque siempre hay un motivo para seguir viviendo. Porque la vida ha sido creada para vivirla, no para destruirla. Y entonces, ese motivo, es la conflagración de miles de millones de átomos que se han puesto de acuerdo en configurar nuestra estructura y ellos quieren permanecer unidos, y en esa unión crean fantasías, crean ilusiones, y se organizan campeonatos de fútbol en la cárcel, y se organizan tácticas para ver quien va a ganar y quien va a perder.

Julián: Y hablan solos, y hacen barquitos de papel y empiezan a tallar en madera.

Señor Asesor: Usted dígame un señor que vive en Leganés que tiene que venir a trabajar al centro del Madrid que tiene que invertir dos horas diarias, que cuando trabaja se tiene que hacer un trabajo extra raro en algún sitio de barman, por la mañana trabaja de funcionario, por la tarde noche de barman, vuelve a su casa, salió a las 6 de la mañana vuelve a su casa a las 11 de la noche. Se vuelve a acostar y así todos los días. Y los sábados y los domingos sigue trabajando de barman. Entonces, dígame usted si ese señor está preso o no.

Julián: Sí, porque además según la edad que tenga ese señor sabe perfectamente que le queda una eternidad de años – ahora que dicen que la jubilación será a los 70- y luego veremos a ver lo que ocurre, preso por 20-30 años.

Señor Asesor: Tiene que pagar la hipoteca, tiene que pagar el colegio de los niños....

Julián: ... Y una cantidad de presiones -que usted lo está diciendo- sociales, familiares, culturales que son insoportables, la convivencia, la mujer o el marido, el hijo, la hija, los estudios. Y luego otra cosa, que a ese señor – como si fuera una señora- que tenga tiempo para atender al niño, o que tenga tiempo para ayudar a la niña, que tenga tiempo, que tenga tiempo... Y usted, según lo ha comentado ahora mismo, es que no tienen tiempo es que gasta su vida.

Señor Asesor: Claro, si usted compara eso con la vida de un preso. Pues el preso tiene mucho más tiempo. La cantidad de presos que se hacen carreras universitarias. ¿Es que este hombre que acabamos de describir puede hacer una carrera universitaria?

Julián: Y quizás nunca salga de ese circuito.
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Señor Asesor: Entonces, en ese sentido yo creo que nos han dado una sustancia - como el aroma del café que usted contaba- cuando llegamos a la vida, que no se detecta, que no se ve, que es como Qi de la Medicina Tradicional China, que es como el Wei Qi, el Zhong Qi, que nos  -como una bruma- envuelve todos los elementos tangibles, medibles, mesurables y los anima y nos da ese ánimo que nos entusiasman, las cosas más simples y más pequeñas y que incluso los momentos que hemos descrito más terribles y duros, tenemos un motivo.
Como esa otra canción de Mercedes Sosa que hemos cantado esta mañana “Que cosa fuera, que cosa fuera la maza sin cantera, un amasijo de cuerdas y tendones”.
Pero tenemos la esperanza, tenemos la ilusión, tenemos la fantasía; y esa aparece en cualquier momento y por cualquier circunstancia y esa nos pone a seguir viviendo.

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